A deudas


El cuaderno dónde escribo no es mío
el banco sobre el cual descanso mi rodilla
no es mío.
Ni el vaso dónde bebo agua
ni el agua
ni la música que escucho
ni el dinero que gano
y la vida
la debo a mi madre
que también la debe
la debo a mi padre que todo lo debe
y debo pagar para lo que será mío, por un momento.
Debo agradecer a mis creadores y al universo
y aun así con toda la gratitud del mundo
lo seguiré debiendo
Lo bueno que el sentido de la propiedad
tampoco me pertenece.

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