
Juan Francisco Celaya, 150 kilos, 59 años y 10 dientes. Juan se considera un emprendedor, viaja por todo México con su rueda de la fortuna para niños. Cada seis meses le paga a un cholo con talento para re-pintar su juego mecánico, a veces pone a la frocen, rayo macuin, la pepa pic. A Juan le gusta el cristal, él es compa de todas las plazas, no es imposible. Juan es un retorcido, cada seis meses su compa el Camello le vende 6 niños de entre 4 a 7 años junto con 4 piedras del tamaño de tu ojo. A Juan le divierte meter a los nenes en las casillas del juego, le encanta cuando gritan y lloran implorando a su madre -MAMI MAMI- Juan no tuvo mamá. Una piedra se va y le sube a la velocidad, otro piedra se va y más rápido le da, los nenes ya están entrenados para ser astronautas clandestinos, una vez se salió una casilla y voló cómo a 50 metros de altura, Juan nunca se había reído tanto en su vida y el nene ya no tenía vida. Así se la pasa toda la noche, no le importa limpiar los vómitos ni las cagadas, mucho menos tirar los cuerpecitos. Juan es muy cuidadoso, Juan morirá haciendo lo que le gusta.
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