Ogeuf
Mahavash corrió la suerte de ser hijo del Athva, a no ser
por eso lo hubieran sacrificado por “lentito”. En esa época no se sabía que el
incesto podía tener efectos secundarios y no un linaje puro. El joven de
capacidades especiales estaba destinado a cuidar el Fuego de la Sabiduría que
había permanecido prendido 500 años. El país estaba angustiado ante tal escena
del Fuego Sagrado y el joven diferente. Algunos decían que el Fuego se les
había presentado en sus sueños o en el cerillito casero ¡ÉL NO DEBE ESTAR AHÍ! Se
llegó a decir que el calor de la ciudad donde estaba el templo empezó a bajar
de temperatura. Llegó el día, finalmente se le sería entregado a Mahavash el
leño de la Razón, indiferente, el joven tomó el troncote y lo aventó al fogón ¡AHH!
Todos gritaron conmocionados ante tal falta de respeto. Según lo que se cuenta
en el pueblo Mahavash levantó las manos y dijo: Sajavah olugeu vailajein soruh,
se elevó en el aire y desapareció junto al fuego.
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