Ni a mi peor enemigo

Fumé, pero osea no taanto y cómo me habían pagado traía varo. Me compré unas tostadas, 50 pesos de jamón chido y una crema de Zapopan.
 Ya venía pensando en mis tostaditas con jamón, cremita, lechuguita y una salsita de tomate ¡ay papaya de celaya! si todavía se me antoja… Llegué a la casa y volví a fumar mientras preparaba el sustento. Ya que acabé me di otros pipazos y me puse a comer mientras veía Chikinkarudīto y la neta te tengo que confesar que me puse muy triste al acabar el capítulo, ya no habrá más temporadas, lloré poquito, y después de dos horas y media intentando matarme, se me ocurrió volver a fumar y buscar otro anime. Andaba mood romanticón así medio shoujo. Ya en los últimos números de la lista me encontraba, elegí algo no tan mamón y comí más.
Pues sí la neta a veces no me mido cuando como, la neta soy voraz, pero al chile que si me pasé esta vez.
Me senté y le puse pley ¡PRRRT! Bien feo que me empecé a sentir así como que me iba a cagar ¡PrRRt! Seguí viendo mi programa ¡PRRRRRRRRRRRRT! No pues la neta le corrí al baño que sentía que no iba a alcanzar y la neta nomás tengo unos calzones, no se presta. Neta que literal brinqué al inodoro ¡PRRRRRT! Una explosión cómo la del 6 de agosto del 45.

Me calmé el dolor un ratillo y en eso otra vez ¡PRRRT! ¡Te andas cagando! Me sorprendí bien machín, si ya hasta me sentía flaca. Guorales pal baño otra vez, cagué y cagué. A los 10 minutos de seguir cagando me empecé a preocupar, a los 17 minutos me empecé a sentir débil y rara. Algo no andaba bien y me valió madres, con la misma me levanté, manché todo el pasillo en mi búsqueda del teléfono el cual gracias a mi destino estaba apagado. Ya no podía más, no sólo era caca también sangre y no pintaba bien la cosa. Abrí la puerta de mi casa, me arrastré pidiendo ayuda, gritándole a los vecinos, toda cagada, que oso. Mientras mas pasaba el rato, más defecaba, me dolía mucho y me sentía como jaimico. Perdí el conocimiento y Juan el vecino de arriba me encontró, pero se desmayó el vato al ver tremenda escena, hijoles que pena. Luego llegó el señor de la esquina y en putiza actuó y pues ya sabes lo que tarda la ambulancia. Al final nomás me inyectaron suerito, me dieron un paracetamol y 9 guayabas.
 

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