A-Dios
Señor
mío ¿oyes mi voz o ya estoy condenada a la ausencia suya? Yo que todo hago por
usted, y aun así se digna a no venir…Estoy en ascuas de amor, estoy ardiendo en
el infierno.
Disculpe mi burda forma de expresarme, soy una
necia y loca, además.
¡Oh mi
Rey! ¿Cuánto he de rezarte para que me escuches? ¿Por qué mejor no me hundes
para siempre en el averno? Pues he pecado de amar, amar muchísimo ¿es acaso
maldad?
Si mi
amor es pecar, seré una depravada.
Después
de esto que he de sentir, tenga por seguro que lo aborreceré, lo maldeciré y ya
no lo amaré.
Adiós,
mi Dios.
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